miércoles, 2 de diciembre de 2009

Entrevista en el Diario de León


El escritor novel, Grabiel Oca, ha publicado su primera obra La carretera muerta , una novela autobiográfica sobre su vida de drogadicto durante la década de los años ochenta. La trama se narra de forma «irónica y cómica, sin entonar -el pobre de mí», declaró el autor.

-¿El libro es totalmente autobiográfico o hay algo de ficción?

-Es totalmente autobiográfico aunque siempre se fabula un poco para la narración. En el libro escribo mis vivencias durante los años ochenta, cuando estaba metido en la heroína. Fue una época que se llevo por delante a mucha gente.

-¿Qué busca con este libro? ¿Dar a conocer el mundo de las drogas?

-Este es mi primer escrito publicado y, entre otras cosas, espero que sirva de plataforma para otros trabajos que he realizado. También es una manera de sacar a la luz de forma irónica y cómica lo que pasé. No quería entonar el «pobre de mí», por eso el libro no esta enfocado de forma trágica. También estoy trabajando en otra novela autobiográfica y un libro de ficción.

-En la novela hay numerosas referencias literárias. ¿Qué escritores le han influenciado?

-Aunque parezca mentira ha sido El Víbora la publicación que más me ha influenciado. Incluso Almodovar llegó a decir que algún día este país debería agradecer a El Víbora todo lo que ha ellopor España. Los obras autobiográficas como las de Celine para mí también son un punto de referencia. Aunque no tenga mucha relación con mi libro la literatura rusa también me gusta mucho.

-Habla de la gente que murió por las drogas, ¿Es un homenaje hacia ellos?

-El nombre de algunas personas están cambiados otros, son los de verdad. Es una forma de recordarlos. Las drogas, sobre todo la heroína, fue un toro de miura que en los ochenta se llevó a mucha gente por delante.

-¿Fue duro para usted recordar aquella época al escribir el libro?

-Realmente no más de lo que puede ser cualquier día. Por ejemplo, cuando hablas con un amigo siempre se vienen recuerdos a la memoria.

-En el libro utiliza un lenguaje que es casi una jerga. ¿Cree que es accesible a todo el mundo?

-Yo escribo como hablo, sí digo «colorao» lo escribo tal cual. Cuando utilizo palabras que no todo el mundo puede comprender doy pistas para que se sobreentienda por el contexto. Es una novela que los aquellos que estuvieron metidos en las drogas en la misma época comprenderían muy bien, pero no sé sí se acercarán a él

-Aunque suene a tópico, ¿De las drogas se puede salir?

-Si, por supuesto. Es muy dificil. Realmente no hay nada que te lleve a ellas, los casos de drogadicción por una infancia complicada como por abusos o cosas parecidas son mínimos.

-¿Y usted cuando decidió dejar de consumir?

-No fue algo drástico. Fue casi por aburrimiento, pero siempre hay que estar con los ojos abiertos y tener cuidado. Las drogas siempre han formado parte del hombre, eran una forma de meditar en las religiones antiguas. El problema llegó cuando en occidente un camello se puso a venderla en una esquina. En los ochenta fue la heroína la gran lacra, el gobierno se puso las pilas y consiguió reducir de forma increible el consumo de esta droga. Ahora el problema son otras sustancias como la cocaína o las pastillas, pero como se venden en discotecas parece que no molesta igual que la heroína que se veía su presencia claramente en las calles. Sinceramente, creo que la solución es la legalización.



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